lunes, 22 de junio de 2015

Trabajo Infantil (oro)


El peso del oro


La OIT estima que en torno a un millón de niños, con edades comprendidas entre los 5 y 17 años, realizan actividades de minería y cantería en todo el mundo. En el Perú existen como mínimo unas 30,000 familias que se dedican a la minería artesanal de oro de manera permanente y para las cuales ésta es su actividad principal. Es decir, están involucradas en esta actividad de manera permanente unas 150,000 personas: los varones adultos y muchas de sus cónyuges e hijos menores de 18 años. Los departamentos que más población albergan son Puno y Madre de Dios. 

Estos niños deben afrontar un trabajo duro y peligroso, y prescindir del acceso a la escolarización, la sanidad u otras necesidades básicas. En las minas, los niños descienden hasta las entrañas de la tierra para arrastrarse por túneles improvisados, angostos, impracticables y escasamente iluminados en los que el aire está lleno de polvo. Se arriesgan constantemente a sufrir accidentes mortales debido a la caída de rocas, explosiones, desplome de las paredes de la mina y a la utilización de equipo diseñado para adultos. Además, los niños se exponen al mercurio tóxico, que se utiliza para separar el oro de la roca y puede dañar de forma permanente diversos órganos y el sistema nervioso. Con frecuencia se exige a los niños que hagan el mismo trabajo que los adultos.


El uso del trabajo infantil en minería está estrechamente asociado a la pobreza que impera en los distritos mineros remotos, en los que es difícil encontrar otras formas de empleo. Además, el trabajo infantil es considerado a menudo como parte del proceso de socialización. En las comunidades mineras de Bolivia, Ecuador y Perú, la población cree que los niños mayores de 14 años están capacitados para trabajar con los adultos.

La mayoría de los niños, niñas y adolescente que trabajan en la minería artesanal del oro sufren de anemia, desnutrición crónica, incluso tuberculosis, afecciones óseas, intoxicación por inhalación de mercurio, contusiones, cortes, fracturas, en zonas frías existe una alta incidencia de reumatismo y artritis, así como severas enfermedades respiratorias. En algunas zonas los niños se inician precozmente en el consumo de la coca para tener más fuerza o no tener hambre y sueño.

El trabajo minero infantil ayuda a apalear en el corto plazo la situación de pobreza; pero a largo plazo no permite que dicha situación se modifique; muy por el contrario, solo dejan secuelas muy profundas que harán que mañana que aquel niño o adolescente que fue minero, sea padre o madre de otros niños mineros, como ellos, también pobres, también explotados y sin educación o con educación incompleta y lo más injusto sin esperanza.



Fuentes:
  • http://www.ilo.org/global/publications/magazines-and-journals/world-of-work-magazine/articles/WCMS_081443/lang--es/index.htm
  • http://www.hrw.org/es/news/2013/08/28/tanzania-la-peligrosa-vida-de-los-ninos-mineros-de-oro
  • http://business-humanrights.org/es/el-peso-del-oro-el-trabajo-infantil-en-minas-y-canteras-0

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